La Asociación Cultural Bonsái Burgos (ACBB) en colaboración con el Ayuntamiento de Villagonzalo de Pedernales (Burgos) inauguraron el primer museo permanente de Bonsái de Castilla y León el día 13 de septiembre de 2008.


El Museo de Bonsái está ubicado en la Casa Consistorial de Villagonzalo de Pedernales a 9 km de Burgos capital. Tiene una extensión aproximada de unos 400 m2 y cuenta con unos 60 bonsáis pertenecientes a la colección particular de los socios de la Asociación. Está dotado de diferentes espacios que posibilitan todas las necesidades del museo y las diferentes funciones que en él se realizan:

Sala de Exposiciones: todo el recinto que está al aire libre, alberga en exposiciones permanentes y temporales, aproximadamente 60 árboles. Todas las zonas centrales están protegidas con un trames, a modo de sombrajo, que protege los diferentes ejemplares expuestos de las inclemencias del tiempo y de los excesos de luz.


La exposición esta montada sobre pedestales y lajas de piedra natural que emergen de lagos marengos de canto rodado, obras de arte por si mismas, complementadas con un lago minimalista.

Sala de invernadero y talleres de trabajo: se trata de un recinto cerrado y acondicionado térmicamente, para albergar a los ejemplares más sensibles, y un espacio anexo abierto que también se utiliza para actividades de conservación o recuperación de la colección, transplantes, pinzamientos, etc.


Zona de talleres didácticos: una sala polivalente del edifico Consistorial, anexo al museo, está dedicada a diversas actividades como cursos, encuentros, reuniones y demostraciones además de las propias como centro de interpretación y divulgación de ciencia y técnica del Bonsái.


El MUSEO está dotado de sistemas de riego automático independientes para las distintas necesidades según las especies de bonsáis, e iluminación y vigilancia permanente por cámaras de seguridad.

Los socios tienen sus árboles en instalaciones privadas y periódicamente ceden ejemplares al museo de forma temporal. El número de bonsáis entre todos los socios está próximo a 3.000 ejemplares y el fondo museístico está en unos 70 árboles que rotan periódicamente. Hay entre 30 y 50 especies distintas dentro del museo.


El tamaño de los árboles está entre 5 y 180 cm de altura y llegan a tener un peso superior a 90 kg. De ahí se deduce que el tamaño en este arte no importa. El árbol más viejo que hay está vivo desde hace más de 500 años y algunos llevan dentro de su maceta más de 30 años.


Los ejemplares de la ACBB​ proceden de especies de los cinco continentes, siendo mayoritarios los árboles con origen en Castilla y León, resto de España, Japón y China.

Los bonsáis permanecen en todas las épocas del año en el exterior. Algunos de ellos son originarios de climas subtropicales y hay que protegerlos en invernaderos de las heladas más intensas. En el museo se distribuyen según necesidades botánicas de cada especie y se exponen o protegen de los elementos del clima según conveniencia, controlando horas de sol y sombra, viento, lluvia y nieve.

Cabe destacar la curiosidad de que sobre los musgos del suelo de las bandejas de bonsáis es frecuente que aparezcan setas y de vez en cuando, entre sus ramas, diversos pájaros anidan.

La Asociación Cultural Bonsái Burgos (ACBB) en colaboración con el Ayuntamiento de Villagonzalo de Pedernales (Burgos) inauguraron el primer museo permanente de Bonsái de Castilla y León el día 13 de septiembre de 2008. El Museo de Bonsái está ubicado en la Casa Consistorial de Villagonzalo de Pedernales a 9 km de Burgos capital. Tiene una extensión aproximada de unos 400 m2 y cuenta con unos 60 bonsáis pertenecientes a la colección particular de los socios de la Asociación. Está dotado de diferentes espacios que posibilitan todas las necesidades del museo y las diferentes funciones que en él se realizan: Sala de Exposiciones: todo el recinto que está al aire libre, alberga en exposiciones permanentes y temporales, aproximadamente 60 árboles. Todas las zonas centrales están protegidas con un trames, a modo de sombrajo, que protege los diferentes ejemplares expuestos de las inclemencias del tiempo y de los excesos de luz. La exposición esta montada sobre pedestales y lajas de piedra natural que emergen de lagos marengos de canto rodado, obras de arte por si mismas, complementadas con un lago minimalista. Sala de invernadero y talleres de trabajo: se trata de un recinto cerrado y acondicionado térmicamente, para albergar a los ejemplares más sensibles, y un espacio anexo abierto que también se utiliza para actividades de conservación o recuperación de la colección, transplantes, pinzamientos, etc. Zona de talleres didácticos: una sala polivalente del edifico Consistorial, anexo al museo, está dedicada a diversas actividades como cursos, encuentros, reuniones y demostraciones además de las propias como centro de interpretación y divulgación de ciencia y técnica del Bonsái. El MUSEO está dotado de sistemas de riego automático independientes para las distintas necesidades según las especies de bonsáis, e iluminación y vigilancia permanente por cámaras de seguridad. Los socios tienen sus árboles en instalaciones privadas y periódicamente ceden ejemplares al museo de forma temporal. El número de bonsáis entre todos los socios está próximo a 3.000 ejemplares y el fondo museístico está en unos 70 árboles que rotan periódicamente. Hay entre 30 y 50 especies distintas dentro del museo. El tamaño de los árboles está entre 5 y 180 cm de altura y llegan a tener un peso superior a 90 kg. De ahí se deduce que el tamaño en este arte no importa. El árbol más viejo que hay está vivo desde hace más de 500 años y algunos llevan dentro de su maceta más de 30 años. Los ejemplares de la ACBB​ proceden de especies de los cinco continentes, siendo mayoritarios los árboles con origen en Castilla y León, resto de España, Japón y China. Los bonsáis permanecen en todas las épocas del año en el exterior. Algunos de ellos son originarios de climas subtropicales y hay que protegerlos en invernaderos de las heladas más intensas. En el museo se distribuyen según necesidades botánicas de cada especie y se exponen o protegen de los elementos del clima según conveniencia, controlando horas de sol y sombra, viento, lluvia y nieve. Cabe destacar la curiosidad de que sobre los musgos del suelo de las bandejas de bonsáis es frecuente que aparezcan setas y de vez en cuando, entre sus ramas, diversos pájaros anidan.
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